jueves, febrero 13, 2014

Futuro, por siempre (entrevista a José Ramón Da Cruz)



El cineasta José Ramón Da Cruz

Sólo quién piensa en el futuro concibe el siempre. La mente humana parece ser la única mente animal capaz de abstraer hasta el extremo de crear horizontes y quimeras. ¿Y qué es una quimera? Según dice el diccionario cuyas definiciones son más comúnmente aceptadas para la lengua castellana puede ser dos cosas: 

1-Monstruo imaginario que, según la fábula, vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. (y por extensión todo monstruo imaginario con una mezcla igualmente inverosímil de miembros).

2-Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo.

La mente humana concibe quimeras del segundo tipo, dentro de las cuales se encuentran las del primero como un caso particular, en el ejercicio de sus facultades superiores, combinando elementos de la memoria y la percepción en el ejercicio, a su vez, de lo que se conoce como imaginación, que se distingue claramente de la memoria y la percepción que la hacen posible en que no se corresponde  con realidades, o cosas tomadas por tales. Y no nos vamos a entretener en explicar cómo tantas veces se confunden las memorias y las percepciones y se toman por reales cosas creadas por nuestra procaz imaginación. Deducimos razonablemente que ésta opera a todos los niveles y, como casi todo proceso cognitivo esto significa que en poco se traduce en procesos conscientes o que podamos identificar como creativos por el propio sujeto creador, que cae en el autoengaño de continuo.

La historia de los gamusinos nos puede ayudar a entender lo que es la imaginación, lo que es la realidad y, sin duda, lo que es el futuro. Contaré mi propia versión, creada por mi propia imaginación:

He aquí que un hombre hacía aspavientos en medio de un campo abierto, con cara de alucinado. Movía sus brazos de fuera a dentro, cómo tratando de cazar algo que flotara en el aire, frente a él.


Otro hombre, que de lejos lo venía observando mientras paseaba, no pudo evitar acercarse a él, pues su curiosidad era mayor que el miedo que le inspiraba un tipo a todas luces poseído por algún extraño furor.


-“Disculpe” – dijo el paseante –“pero no he podido evitar verle. Parece como si usted estuviera tratando de atrapar algo, con sus manos, pero por lo que yo veo no hay nada dónde usted hace el ademán de atrapar”.


-“¡Se equivoca!” –dijo el hombre poseído- “Estoy cazando gamusinos”.


-“¡Diantre!” – exclamó el paseante- “pues parece más bien que diera brazadas en el aire. Yo, desde luego, no veo ninguno de esos gamusinos de los que usted habla, ni puedo imaginar siquiera qué aspecto pudieran tener, pero de buen grado creería en ellos si usted fuera capaz de mostrarme alguno”.


-“Claro” –replicó el cazador- “¡Se lo enseñaré en cuanto cace uno!”.


Carátula original del capítulo sobre el cerebro de Futuro, publicado en Muy Interesante
Resulta cómico, y en este país nuestro podríamos denominarlo quijotesco, el comportamiento del indubitable protagonista del cuento. Frente al realismo sencillo y carente por completo de imaginación, la imaginación alucinada del cazador de gamusinos representa un aspecto de nuestra cognición de suma importancia, y sin el cual no hubiéramos llegado a ser lo que ahora somos, ni siquiera capaces de un realismo sencillo, al menos tal y como un escéptico racionalista humano lo concebiría.

La ciencia, que se entiende como una búsqueda desprejuiciada del conocimiento, parece tener más que ver con el paseante que observa que con el cazador de quimeras. Pero sin embargo, un icono particularmente representativo de la ciencia como fue Albert Einstein, sugirió que la imaginación era más importante que el conocimiento, pues abarcaba mucho más que éste. O eso me sugiere a mí mi recuerdo de una frase atribuida al famoso científico. Mi memoria es, como todas, imaginativa, y por tanto flexible y falible.

¿Cómo hacer que la gente perciba a los gamusinos? No, no se rían. Están entre nosotros. Estaban en forma de microorganismos antes de que un tipo en Holanda que fabricaba lentes descubriera (viendo con sus propios ojos) algunos de ellos; en forma de explosión primordial antes de que unos tipos descubrieran (a través de sus oídos) que lo que consideraban un ruido sin sentido en sus medidas era el eco de dicha explosión. El espectro visual sólo cubre una parte bastante pequeña del existente de longitudes de onda. El oído está adaptado para captar solamente unas pocas ondas de las que flotan, cual gamusinos, por el aire. Esto hace, insisto, difícil, el hacer que la gente vea y oiga a los gamusinos.

Pero más allá de la percepción, de lo que podríamos llamar, en este caso, mapa audiovisual de la realidad, tenemos un mapa cognitivo que resulta de la interpretación de la misma para poder ofrecer primero con la imaginación y luego con un fino cincelado de interpretación, una“imagen” de los procesos que ni la vista ni el oído, ni siquiera ayudados con la tecnología más avanzada, pueden percibir. Dicho mapa cognitivo no lo podemos adquirir fácilmente de nuestros sentidos, y menos aún del llamado "común". Contraviniéndolo comprendimos que la tierra gira alrededor del sol, y no al revés, por ejemplo. 

José Ramón en la Cocina de Richard Dawkins hace más de diez años. ¿Qué se cocinaba en ella? Sorprendentemente la receta del pastel era la misma, aunque imaginamos que el mobiliario habrá cambiado.
El científico ingenuo que hay en nosotros (*) busca relaciones causales a su alrededor, trata de comprender la realidad y de abarcarla de forma que sea manejable y se reduzcan la incertidumbre y la inquietud a ella asociada. Pero los científicos tratan de ver los contornos y las profundidades en ese mapa conceptual y se manejan, más allá del rigor matemático, con exquisitos relatos y metáforas, caminos y pistas del sendero conceptual. Así podríamos considerar lo que concibió el genio de Charles Darwin, ayer celebrado aquí, en la nueva Ilustración Evolucionista: el relato de la evolución con la guía de la metáfora de la selección natural. 

Un relato plagado de metáforas es pues el modo de transmitir el conocimiento humano de esa “realidad exterior” que compartimos. La educación nos hace penetrar más profundamente mientras percibimos con una mayor definición el mapa cognitivo del cosmos. Si bien es cierto que, en ocasiones, una imagen vale más que mil palabras, la suprema forma de transmitir conocimiento es un conjunto de miles de imágenes hilvanadas con el lenguaje en un relato coherente y creíble.

Nuestro protagonista de hoy suele encontrarse habitualmente al otro lado del objetivo. Observa desde su objetivo, sabiéndolo subjetivo, con curiosidad, e intenta extraer el relato de lo que ven sus ojos y escuchan sus oídos. Ayudado por un buen número de conocedores del conocimiento humano concretado en la ciencia, emprendió hace más de diez años la labor de documentar el estado de la ciencia en el presente, aquel presente que al ritmo que avanza la ciencia rápidamente se expone a convertirse en pasado, casi en lejanísimo y ancestral pasado. Y hoy, en éste hoy que es futuro de aquél empeño, su documental, llamado Futuro, sigue presente, y pronto se relanzará en la web, capítulo a capítulo. 

¿Y cómo es posible, se preguntarán los que encuentran con facilidad la fecha de caducidad a toda realidad o interpretación de ella, en este mundo de perecederos? Hoy podemos constatar que lo es porque fijó el objetivo en los contornos más definidos y en las profundidades más vaporosas del mapa cognitivo de la realidad sin pretender ir más allá de lo que entonces era Futuro y hoy, y quizás siempre, lo sea, pues las fronteras del conocimiento humano son tanto mayores cuanto más se avanza en el mismo.

Relatando, con un lenguaje plagado de metáforas, y acompañando dicho relato de otras metáforas visuales y sonoras: así, un gran artista del Séptimo Arte como José Ramón Da Cruz, supo conectar con un público ávido de conocimiento, sí, pero también de misterios, y transmitir con Futuro lo que es la ciencia. No entonces. No ahora. Siempre. Y la quimera, parte arte y parte ciencia, sueño hecho realidad, futuro plasmado como posibilidad...¡se hizo realidad!

José Ramón ha tenido la amabilidad de responder unas preguntas que le lanzamos desde la Nueva Ilustración Evolucionista. 

 (*) La idea de científico ingenuo es del psicólogo social Harold Kelley.

1.- Cuando Futuro era aún futuro, ¿qué le rondaba la cabeza que hizo presente Futuro?

Lo primero decir que la idea no es mía. En principio fue un encargo. Yo había hecho algunos documentales en TVE y Antena 3 más o menos cercanos a la ciencia. New Atlantis manejaba una serie de proyectos documentales de temática diversa y me propusieron la serie. La propuesta me encantó y decidí zambullirme, no hacer un trabajo alimenticio. De alguna forma aquello ensamblaba con cierta fascinación renacentista de mi infancia. Con doce años me construía aparatos de cartón para marcar y medir la progresión del Sol, de la sombra… (no sé para qué). A los trece mi padre me regaló un telescopio que me llevó noches y madrugadas en el balcón (de un primero). Yo venía de hacer un documental sobre el cambio climático y una pieza de videoarte sobre el Viaje a La Luna de Lorca. Así que de alguna forma todo encajó. Luego tuve la suerte de contar con un equipo extraordinario: Lola Rojas, Ignacio F Bayo, Toni Calvo, Roberto Oltra y algún otro estuvieron en los guiones, Borja Pozueco fue un portentoso director de fotografía con el que tuve una sintonía total, Adoración G Elipe es una de las mejores montadoras de este país, la música y los “ruidos” de Martin Rasskin, la inestimable ayuda de mi amigo Antonio María García, Javier Pereira como documentalista, Juan Samaniego en la producción… Es un equipo con el que, en la mayoría de los casos, mantengo relación y trabajo. Y es un equipo que empezó a zambullirse en el futuro. La productora nos puso una oficina en la calle General Oraá y allí nos concentramos durante un par de años. La producción total duró desde principios del 2000 hasta mediados de 2003.

2.-¿Cómo hacer del Séptimo Arte Ciencia, o de la Ciencia Séptimo Arte?

Es una idea del tratamiento documental que para mí siempre fue clave: la necesidad de ser creíble no desde los efectos especiales sino desde la poética (y en este caso me refiero como poética a la asociación de imagen y sonido alrededor de unos contenidos determinados y de una forma diversa). La poética pura, casi geométrica, de la mirada. La ciencia tiene una complicación audiovisual, sobre todo en cuanto al futuro: no tiene imagen. Son datos, pantallas… y la música se suele tratar en los documentales clásicos como algo que hay que poner, sin más. Sin embargo la ciencia tiene sonidos, y esos sonidos son fascinantes y muy explicativos. La ciencia tiene una imagen -no necesariamente didascálica- que es elaborable, no solo retratable. Mi formación en el videoarte era la clave de explicar todo aquello que no tenía una imagen “objetiva”, eran los tempos, la luz, el ángulo, la música, los tonos, los ruidos… Es decir, al faltar la esencia demostrativa, teníamos espacio para la asociación de ideas, imágenes y sonidos. Todo podía ser mucho más reflexivo sin decir mucho más. De esa forma había un mundo entero de donde extraer sensaciones para “contar la ciencia”.

3.-Futuro nos presentó en su momento, un panorama muy amplio de la ciencia entendida en sus fundamentos últimos. Quizás sea por eso que hoy siga teniendo plena vigencia. Y creo que eso de que el paso del tiempo no le haya afectado prácticamente trae a colación la siguiente pregunta ¿Por qué eligieron Futuro como nombre de la serie documental?

La idea de futuro era simple. Tratábamos los temas generales de la ciencia planteándolos como una línea de evolución, había que sugerir el futuro de cada cosa sin hacer futurología. Y Futuro debía explicar cómo iba a ser –más o menos- la vida por delante. A mí me sorprende que la serie esté empezando a crecer ahora cuando la Viking –por ejemplo- está donde está. Creo que independientemente de los factores de calendario la serie crece porque tiene una factura “distinta”, donde la ciencia no se expone como en un stand frío, informativo o cómico alguna vez, sino con una idea narrativa más evocativa. Es muy difícil ver una serie de ciencia que diez años después se siga emitiendo (mucho menos si es española).

4.-La  cultura hizo posible que viviéramos en el cercano pasado en sociedades muy distintas a aquellas primeras tribus cazadoras y recolectoras humanas que poblaron el planeta,  y la ciencia y sus desarrollos técnicos, que han llegado a ser la punta de lanza de la cultura en nuestro tiempo –esa punta de lanza que apunta hacia el Futuro- nos han traído grandes oportunidades y grandes peligros. Y de alguna manera el futuro nos conduce al pasado, dado que son nuestras mentes, fruto de un cerebro evolucionado en entornos nada parecidos a los que nos hemos creado con la ciencia y la cultura (artificiales, con artificio), es decir, fruto maduro de un Pasado ya perdido (no necesariamente edénico) las que pueden metafóricamente presionar el botón que conduzca a nuestra destrucción y extinción o conducir a la nave tierra hacia el futuro.  Tras este rollazo le pregunto: ¿Se le ha pasado por su mente evolucionada hacer algo parecido a lo que hizo con Futuro para el Pasado?

Sería ideal. Pero no como un viaje-safari al pasado sino como una forma de aproximarse a la “piel” de aquel pensamiento. Hay muchas cosas de hoy que se entenderían desde la perspectiva de pasado remoto. De alguna forma estamos saliendo de la cueva ahora, todavía no nos ha dado el sol.

5.-Todos pasamos por diversas etapas de la vida, y cada vez más, para bien o para mal, en la profesional. Para usted, el haber sido cocinero antes que fraile, es decir, vanguardista y artista iconoclasta antes que organizador, director y ejecutor de proyectos cinematográficos y documentales ambiciosos, como Futuro, entre otros, ¿Qué proceso de maduración personal le ha hecho percibir en sí mismo y en su obra?

Tuve la enorme suerte de tener la máxima libertad en la dirección y realización de la serie. Desde el punto de vista estético era fundamental importar los patrones de emoción que el vídeoarte me había aportado. Lo que pasa es que no se podía decir, porque hablar de videoarte o cine experimental o lenguaje audiovisual alternativo en televisión es anatema. Tuve la inmensa suerte de poder combinar la ciencia como factor de enorme exigencia teórica con la ciencia como poesía visual, como narratología diversa. Ahí era clave la combinación de símbolos y métodos narrativos que nos acercaran a una forma de pulsión, de vivir la ciencia desde la emotividad. ¿Qué hace un lagarto al lado de un telescopio? ¿Podría ser la génesis de la tierra como la fritura de un huevo? Son licencias que dan una sensación de discurrir y de recurrir a claves precisamente de discernimiento.

También fue un tiempo espléndido en el que recorrimos el mundo haciendo entrevistas y grabando lugares, objetos, fenómenos… Hicimos un equipo muy rocoso, pequeño pero eficaz.

6.-En Futuro el lenguaje desempeña un papel fundamental. Es una narración de la ciencia portentosa acompañada de imágenes que la hacen aún más fascinante. Los psicólogos evolucionistas dicen que nuestra mente necesita narraciones para poder comprender los fenómenos casi siempre incomprensibles, ambiguos, cambiantes e  impredecibles y, lo más tremendo, sin sentido, del mundo real. Tratamos de hallar el argumento. ¿Cuál es la trama, el tejido, del que está hecha la realidad, mirando desde uno y otro lado del objetivo de una cámara? y, por otro lado ¿ese encaje inevitable de la ciencia en los límites del lenguaje y su narrativa son un argumento esencial en lo referente a la cuestión del nacimiento de una tercera cultura?  

La narración y la narratividad no son leyes sino convenciones y por lo tanto son necesariamente evolutivas. Ahí entran rasgos como la transgresión, la independencia del mercado, el análisis de tendencias… La realidad está hecha de grandes globos de fascinación que es una “cosa” que puede devenir en religión, en arte, en curiosidad, en experiencia…

El error –y si no es error si es pasado- es confundir argumento con sinopsis. En cine hoy en día vendes tu proyecto a partir de un logline, una sola frase sin subordinadas debe enganchar al posible productor. Habría que imaginar cómo vender una serie como futuro con un logline. No se puede. El argumento maneja dimensiones extraordinarias, literalmente. Insisto en el ejemplo de la poesía… La poesía es una incógnita de y para la comunicación: no suele ser entendible, no define claramente ninguna historia, y encima si se recita en voz alta es ridícula. Sin embargo posee un núcleo comunicativo descomunal, básicamente porque puede ser diversa y divergente. El argumento hasta ahora es una herramienta convencional, jurídica, un rudimento comunicativo… En realidad es terra ignota.

7.-¿En qué está trabajando ahora? ¿Qué gran proyecto o idea confesables (que nadie le robe la idea) tiene en mente para un futuro?

Estamos pensando en retomar Xtrámboli, un largometraje de ciencia-ficción que empezamos en 2009 y tuvimos que aparcar a pesar de tener muy buena pinta. La cosa se ha puesto fea para producir ciencia en España pero desde mi productora actual es uno de los objetivos. Por otro lado -el lado del videoarte- presentaré en un par de meses una pieza –Madre Quentina- que gira alrededor de las identidades.


3 comentarios:

Masgüel dijo...

Germánico, sobre gamusinos escribía Ortega y Gasset en "Ideas y creencias": "Los huecos de nuestras creencias son, pues, el lugar vital donde insertan su intervención las ideas. En ellas se trata siempre de sustituir el mundo inestable, ambiguo, de la duda, por un mundo en que la ambigüedad desaparece. ¿Cómo se logra esto? Fantaseando, inventando mundos. La idea es imaginación. Al hombre no le es dado ningún mundo ya determinado. Sólo le son dadas las penalidades y las alegrías de su vida. Orientado por ellas, tiene que inventar el mundo. La mayor porción de él la ha heredado de sus mayores y actúa en su vida como sistema de creencias firmes. Pero cada cual tiene que habérselas por su cuenta con todo lo dudoso, con todo lo que es cuestión. A este fin ensaya figuras imaginaras de mundos y de su posible conducta en ellos. Entre ellas, una le parece idealmente más firme, y a eso llama verdad. Pero conste: lo verdadero, y aun lo científicamente verdadero, no es sino un caso particular de lo fantástico. Hay fantasías exactas. Más aún: sólo puede ser exacto lo fantástico. No hay modo de entender bien al hombre si no se repara en que la matemática brota de la misma raíz que la poesía, del don imaginativo."

P.D. Habrá que estar atento a la web del señor Da Cruz. Por lo que cuentas tiene buena pinta, pero yo no veo la tele y si después no las cuelgan en internet, estas cosas se me pasan.

Germánico dijo...

Uy, y a mí se me pasaba enlazar la web de José Ramón. Gracias a tu mensaje, Masgüel, que me ha servido de recordatorio -además de para leer a un Ortega siempre "presente"- he subsanado el error.

Anónimo dijo...

Muy completo el post, y para darle una par de últiles vueltas a la cabeza.